Una vez más, las manecillas del reloj avanzan implacables. Mientras observo las pocas horas que restan para que el año 2024 termine, me embarga una profunda sensación de asombro y reflexión. Estos 366 días que nos regaló el calendario han sido extraordinarios, repletos de oportunidades que ya no volverán. Un año que se despide no solo con desafíos, sino con valiosas lecciones que nos han permitido crecer. Como el anciano ve el horizonte con sus ojos cansados, pero agradecido por la ruta recorrida, como la novia que se despide de la soltería, para abrir paso a un nuevo comienzo, o incluso como el adolescente que dice adiós a su grupo de amigos al final de un ciclo escolar, con una mezcla de nostalgia y emoción por lo que está por venir, así decimos adiós a este 2024.

Al mirar atrás, muchos de nosotros lo hacemos con una mezcla de emociones. Para algunos, este año fue un viaje lleno de alegrías, victorias y momentos felices. Para otros, fue más difícil, lleno de retos, pérdidas y frustraciones. Y, sin duda, hubo quienes atravesaron momentos que pusieron a prueba su fortaleza y resistencia. Sin embargo, en cada experiencia, ya sea positiva o negativa, el 2024 nos regaló algo invaluable: la oportunidad de vivir. Este año nos dio la oportunidad de reír, llorar, ganar, perder, sanar y aprender. Durante estos meses, dimos la bienvenida a nuevas amistades y proyectos que se sumaron a nuestra vida, mientras despedimos a otros, comprendiendo que todo ciclo tiene su final. Abrazamos fuerte, pero también descubrimos la importancia de dejar ir, de sanar y aprender de lo vivido.

Hoy cerramos un ciclo de 52 semanas, cada una de ellas cargada de aprendizajes. A lo largo de cada semana compartida en este 2024, recorrimos juntos un camino de crecimiento, reflexión y transformación. Desde los "Retoños de nuevos comienzos” hasta la valentía de "Tómale la mano a alguien", cada uno de estos blogs fue una semilla plantada en el terreno fértil de nuestras vidas. Aprendimos a tener “Menos apariencia y más esencia”, a “Correr a pesar de que era tarde”, celebramos “La bendición del fracaso” y abrazamos la gracia en tiempos de fragilidad. En cada desafío y lección, aprendimos a "soltar lo que ya no nos sirve" y a abrir las puertas de nuevas oportunidades. Y aunque cada semana nos invitó a reflexionar, también nos impulsó a seguir adelante, a "No tirar la toalla", a dar "Un paso a la vez" y a "Vivir a plenitud en cada estación", “Recalculando la ruta” cuando fuera necesario.

A solo 48 horas de cerrar este capítulo del 2024, nos damos cuenta de que, como todo ciclo, la vida sigue su curso. La página en blanco del 2025 está frente a nosotros, esperando ser escrita con la misma valentía, amor y esperanza que nos acompañaron a lo largo de este año. En cada "Dolor de parto" y cada "Melodía de vida", hemos crecido, sanado y encontrado nuestra “Mejor versión”. Así como en el "Otoño renace" lo que parecía perdido, también nosotros, al despedirnos del 2024, nos preparamos para un renacer lleno de nuevos sueños, desafíos y bendiciones. Lo que hemos aprendido es que este viaje de la vida no se detiene, siempre avanza, y vamos por más.

Concluyo este 2024 agradecida de Dios, de mi familia, mi esposo, mis padres e hijos biológicos y del alma, mis amigos, mis autoridades y mis colaboradores. Sinceramente digo: ¡adiós 2024!, con una inmensa alegría y gran paz, por todo lo recibido este año. Cierro este ciclo y me preparo para abrir uno nuevo, con una gran sonrisa, suelto y abrazo. !Sí, pues se trata de esto, de soltar para poder abrazar!. 

¡Adiós, 2024! Gracias por estas 366 oportunidades de vivir, servir, amar, sanar, producir, dar y recibir. Gracias a mi Dios y Creador por su respaldo cada día.

Gracias a ti por haber sido mi compañero(a) de viaje en esta aventura de crecimiento durante el 2024. Nos vemos en un próximo capítulo, una nueva historia donde creceremos más en la ruta de alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.

Feliz fin de año, y que el próximo año 2025 nos encuentre más sabios, más fuertes y más agradecidos. ¡Nos espera un nuevo ciclo lleno de posibilidades!, y más cerca de nuestro destino final: el Cielo.

 

«Tú coronas el año con tus bondades, y tus carretas se desbordan en abundancia»

(Salmos 65:11 NVI)

 

¡Feliz y bendecida semana!

 

Con cariño,

 

Nataly Paniagua